Desde hoy el Sol tiene otro vigía, otro gran ojo que
lo escudriñará en busca de pistas que permitan a los Astrofísicos responder a
la gran batería de preguntas que aun guarda nuestra estrella. El Telescopio Solar
Gregor se inauguró ayer en el Observatorio Astrofísico del Teide convirtiéndose
en el mayor telescopio de Europa y el tercero del mundo en su clase.
Como no podía ser de otra manera, GREGOR no se
inauguró corriendo una cortinilla o descubriendo una placa. Demostrando que se
trataba de un instrumento de alta tecnología, las autoridades locales,
regionales, nacionales e internacionales accionaron un pulsador que abrió la
cúpula mostrando el telescopio y dejando escapar cientos de globos de colores.
Previamente, los responsables de las instituciones participantes en el
proyecto, agradecieron los esfuerzos realizados por todos los socios y alabaron
las magníficas condiciones de Tenerife para la observación del Sol. Francisco
Sánchez, director y fundador del Instituto de Astrofísica de Canarias mostró su satisfacción porque “Alemania
haya instalado en Canarias todos sus grandes instrumentos de observación de Solar”.
Con esta
nueva instalación no solo se podrá comprender mejor los procesos físicos que
acontecen en la mayoría de estrellas del universo, sino también resolver
cuestiones terrenales: la actividad solar afecta e incluso daña los satélites y
las redes de energía de diferentes regiones de la Tierra. Profundizar en su
conocimiento puede ayudar a mitigar estos problemas de alto impacto económico.
Aprovechando
que el Sol es la única estrella del universo que podemos ver en detalle, GREGOR ha sido diseñado para realizar
observaciones en diferentes capas de la superficie del Sol con alta resolución
espacial, espectral y temporal, tanto en el rango visible del espectro como en
el infrarrojo. Gracias a un novedoso sistema de óptica adaptativa, que compensa
las turbulencias atmosféricas, GREGOR logrará una calidad de imagen que, hasta
el momento, ningún telescopio solar terrestre había obtenido.
El nuevo
telescopio se emplaza en una torre de seis plantas que hasta hace poco albergaba
otro telescopio solar que quedó obsoleto hace unos años. Los científicos
alemanes optaron por conservar el edificio pero remplazar todos los
instrumentos científicos. Otro de los elementos que se ha actualizado es la
cúpula. Han sustituido la clásica cúpula semiesférica por otra en forma de abanico
que, una vez abierta, deja el instrumento a la intemperie. La razón para exponer
de esta manera el telescopio es científica. Manuel Collados, físico solar e
investigador del instituto de Astrofísica de Canarias explica que “de esta
manera la brisa barre del telescopio la turbulencia, consiguiendo que las imágenes sean más nítidas que las
obtenidas con cúpulas clásicas”.
Pero
este telescopio es algo más que unos espejos que apuntan al sol, los verdaderos ojos de esta máquina
están en las plantas bajas del edificio. La luz del Sol, una vez que es
reflejada por su gran espejo de 205 kilos de peso se canaliza por un tubo al
vacío que la conduce hasta el laboratorio donde es analizada. Actualmente,
GREGOR cuenta con tres instrumentos para observaciones científicas del Sol: un
instrumento que obtiene imágenes de banda ancha y dos espectrómetros para
medir los campos magnéticos y los flujos de plasma a diferentes alturas en la
atmósfera solar.
En
palabras del también físico solar Manuel Vázquez, “Este nuevo telescopio nos
permitirá observar el Sol como nunca antes lo habíamos visto, podremos observar
su superficie en detalle y esto nos ayudará a conocer mejor su
funcionamiento y comenzar a
realizar predicciones sobre su actividad, algo muy importante para, por ejemplo
las comunicaciones.”
GREGOR
ha sido construido por un consorcio alemán liderado por el Instituto de Física
Solar Kiepenheuer de Friburgo, con el Instituto de Astrofísica de
Potsdam-Leibniz y el Instituto de Investigación Solar Max Planck en
Katlenburg/Lindau como socios. En él, han participado también el Instituto de
Astrofísica de Canarias, el Instituto de Astrofísica de Göttingen (Alemania)
y el Instituto Astronómico de la Academia de Ciencias de la República Checa.
Con un
coste de 12,8 millones de euros, la mayor parte aportada por las instituciones
alemanas, este telescopio y sus instrumentos también servirán de campo de
pruebas ante la próxima construcción en Canarias del Telescopio Solar Europeo,
un gran telecopio solar aun en proyecto y que tendrá un espejo de cuatro
metros, un gigante en la observación de nuestra estrella.