miércoles, 23 de mayo de 2012

Gregor, el nuevo vigía del Sol


Desde hoy el Sol tiene otro vigía, otro gran ojo que lo escudriñará en busca de pistas que permitan a los Astrofísicos responder a la gran batería de preguntas que aun guarda nuestra estrella. El Telescopio Solar Gregor se inauguró ayer en el Observatorio Astrofísico del Teide convirtiéndose en el mayor telescopio de Europa y el tercero del mundo en su clase. 
Como no podía ser de otra manera, GREGOR no se inauguró corriendo una cortinilla o descubriendo una placa. Demostrando que se trataba de un instrumento de alta tecnología, las autoridades locales, regionales, nacionales e internacionales accionaron un pulsador que abrió la cúpula mostrando el telescopio y dejando escapar cientos de globos de colores. Previamente, los responsables de las instituciones participantes en el proyecto, agradecieron los esfuerzos realizados por todos los socios y alabaron las magníficas condiciones de Tenerife para la observación del Sol. Francisco Sánchez, director y fundador del Instituto de Astrofísica de Canarias  mostró su satisfacción porque “Alemania haya instalado en Canarias todos sus grandes instrumentos de observación  de Solar”.
Con esta nueva instalación no solo se podrá comprender mejor los procesos físicos que acontecen en la mayoría de estrellas del universo, sino también resolver cuestiones terrenales: la actividad solar afecta e incluso daña los satélites y las redes de energía de diferentes regiones de la Tierra. Profundizar en su conocimiento puede ayudar a mitigar estos problemas de alto impacto económico.

Aprovechando que el Sol es la única estrella del universo que podemos ver en detalle,  GREGOR ha sido diseñado para realizar observaciones en diferentes capas de la superficie del Sol con alta resolución espacial, espectral y temporal, tanto en el rango visible del espectro como en el infrarrojo. Gracias a un novedoso sistema de óptica adaptativa, que compensa las turbulencias atmosféricas, GREGOR logrará una calidad de imagen que, hasta el momento, ningún telescopio solar terrestre había obtenido.

El nuevo telescopio se emplaza en una torre de seis plantas que hasta hace poco albergaba otro telescopio solar que quedó obsoleto hace unos años. Los científicos alemanes optaron por conservar el edificio pero remplazar todos los instrumentos científicos. Otro de los elementos que se ha actualizado es la cúpula. Han sustituido la clásica cúpula semiesférica por otra en forma de abanico que, una vez abierta, deja el instrumento a la intemperie. La razón para exponer de esta manera el telescopio es científica. Manuel Collados, físico solar e investigador del instituto de Astrofísica de Canarias explica que “de esta manera la brisa barre del telescopio la turbulencia,  consiguiendo que las imágenes sean más nítidas que las obtenidas con cúpulas clásicas”.

Pero este telescopio es algo más que unos espejos que apuntan  al sol, los verdaderos ojos de esta máquina están en las plantas bajas del edificio. La luz del Sol, una vez que es reflejada por su gran espejo de 205 kilos de peso se canaliza por un tubo al vacío que la conduce hasta el laboratorio donde es analizada. Actualmente, GREGOR cuenta con tres instrumentos para observaciones científicas del Sol: un instrumento que obtiene imágenes de banda ancha y dos espectrómetros para medir los campos magnéticos y los flujos de plasma a diferentes alturas en la atmósfera solar.

En palabras del también físico solar Manuel Vázquez, “Este nuevo telescopio nos permitirá observar el Sol como nunca antes lo habíamos visto, podremos observar su superficie en detalle y esto nos ayudará a conocer mejor su funcionamiento  y comenzar a realizar predicciones sobre su actividad, algo muy importante para, por ejemplo las comunicaciones.”

GREGOR ha sido construido por un consorcio alemán liderado por el Instituto de Física Solar Kiepenheuer de Friburgo, con el Instituto de Astrofísica de Potsdam-Leibniz y el Instituto de Investigación Solar Max Planck en Katlenburg/Lindau como socios. En él, han participado también el Instituto de Astrofísica de Canarias, el Instituto de Astrofísica de Göttingen (Alemania) y el Instituto Astronómico de la Academia de Ciencias de la República Checa.

Con un coste de 12,8 millones de euros, la mayor parte aportada por las instituciones alemanas, este telescopio y sus instrumentos también servirán de campo de pruebas ante la próxima construcción en Canarias del Telescopio Solar Europeo, un gran telecopio solar aun en proyecto y que tendrá un espejo de cuatro metros, un gigante en la observación de nuestra estrella.

martes, 8 de mayo de 2012

Un nuevo enjambre de estrellas

 Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), la Universidad de La Laguna (ULL) y el Centro de Estudios de Física del Cosmos de Aragón (CEFCA) han descubierto un cúmulo estelar masivo cercano a la Tierra. El nuevo cúmulo, llamado Masgomas-1, tiene unas 20.000 masas solares, el doble de la masa de Trumpler 14, el cúmulo de estrellas conocido más próximo a nuestro planeta. En la Vía Láctea solo se conocen en la actualidad una decena de estos cúmulos masivos (de más de 10.000 masas solares), del centenar que se calcula que existen. Son ellos los que marcan el ritmo de la actividad de formación estelar y resultan perfectos para estudiar la estructura y los procesos que tienen lugar en nuestra galaxia.

Masgomas-1 es un cúmulo masivo abierto que contiene más de 60 estrellas jóvenes y masivas que se mantienen juntas por la fuerza de la gravedad. Se ubica en la Vía Láctea a 11.500 años luz de la Tierra, en dirección al centro galáctico, en el brazo de Escudo-Centauro (Scutum-Centarus) y algo alejado de la base que une ese brazo con la barra de la galaxia.

Los cúmulos estelares son grupos de estrellas que se formaron en una misma época a partir de la misma nube molecular de gas y polvo. Los cúmulos abiertos, como el recién descubierto, contienen menos estrellas y más jóvenes, son menos densos que el otro tipo de cúmulos existentes, los globulares, con mayor densidad y cientos de miles de estrellas viejas (evolucionadas). Un cúmulo estelar abierto que se puede observar a simple vista desde la Tierra son las Pléyades, en la constelación de Tauro.

Hasta hace poco tiempo, se suponía que nuestra galaxia, la Vía Láctea, estaba formando estrellas a un ritmo más lento del que le correspondía por su tamaño y características. Era, en términos de formación estelar, “una galaxia perezosa”, cuenta el astrofísico del IAC Artemio Herrero.

Esta situación comenzó a cambiar a mediados de los años noventa, cuando empezaron a proliferar los datos tomados en el espectro infrarrojo. “La luz infrarroja es capaz de atravesar las nubes de polvo que oscurecen el plano de nuestra galaxia, donde se concentra la formación de nuevas estrellas. Esta formación se revela por medio de las estrellas más masivas, que viven poco, y marcan por tanto el lugar donde las estrellas se han formado recientemente, o se están formando aún”, explica Herrero.

El descubrimiento de Masgomas-1 se ha realizado gracias a las observaciones con el espectrógrafo infrarrojo LIRIS, instalado en el telescopio William Herschel del Observatorio del Roque de los Muchachos del IAC, en La Palma. Este descubrimiento es parte de un programa de búsqueda sistemática de cúmulos masivos, desarrollado por un equipo de astrofísicos del IAC y del CEFCA.

Las conclusiones del trabajo han sido publicadas en el número de mayo de la revista Astronomy & Astrophysics. Forman parte del la tesis doctoral que realiza en la ULL Sebastián Ramírez Alegría, dirigida por Herrero, que además de investigador del IAC es catedrático de la ULL, y Antonio Marín-Franch, investigador del CEFCA.

Nuestra galaxia, una 'máquina' de formar estrellas

Los datos infrarrojos de los últimos años han permitido descubrir nuevos cúmulos de estrellas jóvenes e indican que la Vía Láctea es en realidad una máquina muy eficiente de formar nuevas estrellas. Según describe Ramírez Alegría, astrofísico del IAC, “es la nuestra una galaxia vigorosa y llena de actividad”.

No se sabrá qué nivel de actividad tiene la Vía Láctea hasta que no se tenga una idea completa de cuantos cúmulos contiene. Los cúmulos pueden adoptar cualquier tamaño, pero son los cúmulos de mayor masa los que marcan la actividad de formación estelar. Hay un consenso implícito, pero generalizado, de considerar un cúmulo estelar como muy masivo cuando la masa conjunta de sus estrellas excede las 10.000 masas solares.

Pese a ser objetos muy masivos, apenas se conocen más de una decena de estos cúmulos en la Vía Láctea, del centenar que se espera que exista si comparamos la nuestra con otras galaxias espirales. Por este motivo, Ramírez Alegría afirma: “El descubrimiento de este cúmulo masivo por parte de nuestro grupo es un aporte importante para el censo de cúmulos masivos y le da un fuerte espaldarazo a nuestro método de búsqueda”.

El método de búsqueda del equipo del IAC utiliza catálogos estelares en el infrarrojo (como los catálogos 2MASS o UKIDSS) para buscar agrupaciones de estrellas (sobredensidades) en determinadas porciones del cielo. “En lugar de hacer la búsqueda usando todas las estrellas del catálogo, primero filtramos la fotometría para quedarnos con estrellas que podrían ser de tipo espectral OB, es decir, estrellas masivas, y después buscamos agrupaciones. Así, encontramos grupos de candidatas a estrellas masivas que, con el resto de las estrellas que las rodean, constituyen el candidato a cúmulo”, detalla el astrofísico.