lunes, 1 de octubre de 2012

Solo hubo un 5% de riesgo de que Nadine afectara a Canarias



Todos los grandes guerreros fueron en algún momento inofensivos bebes, los fieros leones tiernos cachorros, lo mismo sucede con los huracanes. Todos los destructivos huracanes que arrasan el caribe y las costas americanas, fueron en su origen unas pequeñas depresiones atlánticas. Nadine nació, como todos, al sur de Canarias, frente a la costa africana. Los sofisticados ojos electrónicos del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos se fijaron en él, la primera vez, el 11 de septiembre, clasificándolo como depresión tropical.
Los expertos meteorólogos estadounidenses ya saben que la mayoría de estas depresiones terminan, al cabo de unos días, llegando a sus costas en forma de violentos huracanes, por eso, monitorizan todo el océano atlántico en busca de protohuracanes como Nadine. Un día más tarde se convertía en Tormenta Tropical para finalmente el 14 de septiembre transformarse en el octavo huracán de esta temporada. Ese día, este “motor de calor” registraba vientos de 120 kilómetros por hora.
En esos momentos Nadine ya había acaparado la atención de miles de usuarios de las redes sociales que manejaban a su antojo las predicciones meteorológicas colgadas en los diferentes centros de investigación. Gráficos basados en complejos modelos matemáticos que predicen la evolución de la atmosfera en las próximas horas y que muestran con códigos de colores las diferentes probabilidades de que, por ejemplo, Nadine siga un rumbo u otro.
Mientras el huracán se deslizaba por el Atlántico, Internet bullía de opiniones y predicciones más o menos acertadas sobre que camino recorrería en las próximas horas. El recuerdo de los efectos de la tormenta tropical Delta sintetizaban cierta inquietud entre los canarios. Pero como si estuviera sediento de más atención, la ya tormenta tropical Nadine comenzó a comportarse de manera inusual. Óscar García Colombo, delegado de La Agencia Estatal de Meteorología en Canarias (AEMET), describe a Nadine como “atípico y poco común”. Según el responsable de la agencia en las islas “Nadine ha estado mucho tiempo circulando por el océano con movimientos muy erráticos, incluso ha llegado a estar casi estático durante horas”.
Nadine es un buen ejemplo para mostrar lo complejo de las preediciones meteorológicas. “Cuando tenemos una situación climática en el Atlántico como la de pasada semana, las predicciones arrojan mucha incertidumbre. Cada una de ellas predecía un rumbo diferente para la tormenta, eso quiere decir que la atmósfera está muy dispersa y que no nos podemos fiar de las predicciones a más de 48 horas, era inútil hacerlas a cuatro o cinco días vista”.
Aunque en los mapas, Nadine parecía próxima a las islas, y su rumbo era algo caótico, nunca se barajó la posibilidad de que pudiera afectar a Canarias. “El Centro Nacional de Huracanes de EE.UU., expertos en estos fenómenos, comunicaron que sólo existió un 5% de posibilidades de que nos afectara con vientos de 65 Kilómetros por hora, para vientos superiores la probabilidad era del 0%, de hecho, no activamos nuestro servicio de avisos.” Aunque en las redes sociales se le diera mucha importancia “en ningún momento hubo riesgo de que se acerca a las islas”.
García Colombo asegura que “el acceso de los ciudadanos a la información meteorológica me parece fundamental, soy un gran defensor de ello, pero es cierto que no todas las personas saben interpretar los gráficos, códigos de colores o tablas que se dan en estas informaciones técnicas, por eso es importante prestar atención a los servios oficiales de información meteorológica”.
Nadine, como si de un niño travieso se tratara, vuelve a su senda del oeste después de visitar la Macaronesia y demostrarnos una vez más que la visita de estos fenómenos son raras pero no imposibles.

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