jueves, 13 de mayo de 2010

Canarios en el "Volcán"


La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha participado en la expedición científica al volcán de Islandia, hasta donde se ha trasladado un grupo español de seis investigadores de cuatro instituciones, de los que dos pertenecen a la ULPGC. Francisco José Pérez Torrado y Alejandro Rodríguez González. Como resultado de su trabajo allí, los investigadores han elaborado un documento conjunto que les remitimos a continuación y en el que señalan que la erupción no ha concluido y que seguirá afectando de forma negativa sobre el espacio aéreo europeo.

Durante esa semana hemos tenido ocasión de reconocer la evolución de la erupción en detalle y sus fenómenos asociados. Entre estos cabe destacar la continuada actividad explosiva con formación de columnas piroclásticas que han alcanzado 6-7 km de altura, lo que ha ocasionado una amplia dispersión de cenizas hacia el este y sureste del volcán. En Islandia se han observado las áreas de impacto de las lluvias de ceniza, fundamentalmente en la localidad de Vik, donde se han podido muestrear mientras caían. De igual modo, las sucesivas caídas de ceniza han ido recubriendo paulatinamente todo el glaciar de la cumbre del volcán, de forma que el 7 de mayo casi toda su superficie presentaba un color negro. Estas nuevas inyecciones de cenizas a gran altura en la atmósfera han vuelto a provocar el cierre de aeropuertos en el norte de España, Escocia e Irlanda, entre otros lugares, y han afectado con retrasos los vuelos de nuestro regreso.

Otros fenómenos analizados han sido el avance lento del frente de lava por la lengua del glaciar Gígjökull en la cara norte del volcán. Este avance se observa desde tierra como penachos de nubes de color blanco, formadas por vapor de agua por la fusión del hielo. Asimismo, se ha observado como el agua resultante de esta fusión provocó la destrucción de un lago de deshielo al final de la lengua glaciar, lo que dio lugar a una importante avenida del rio Markarfljót que generó destrozos en la carretera 1, la principal del sur de la isla y que dejó incomunicada la zona sur de Islandia de la capital Reykjavik.

Además de todas estas observaciones de campo, se ha realizado un exhaustivo muestreo de las cenizas caídas alrededor del volcán. Estas muestras serán objeto de diferentes investigaciones geológicas y medioambientales en los laboratorios de los centros implicados.

Por último, también se ha contactado con los investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Islandia, encabezados por la Dra. Rikke Pedersen, coordinadora del equipo científico de seguimiento de la erupción del volcán, y de la Oficina Meteorológica Islandesa, encargada del seguimiento geofísico, para desarrollar futuras colaboraciones en los estudios de esta erupción.

Los datos disponibles de temblores y pequeños terremotos evidencian el ascenso de nuevos pulsos de magma hacia la superficie y permiten predecir su continuidad. No hay datos que indiquen el final de la erupción del volcán Eyjafjallajökull, por lo que los efectos negativos a corta distancia del volcán y sobre el espacio aéreo europeo seguirán aunque con impacto desigual a lo largo del tiempo dependiendo del aporte de magma, la intensidad explosiva y las condiciones meteorológicas.

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